miércoles, 8 de junio de 2016

La vida


¿Por qué es tan problemático definir la vida? Ante todo, la vida no es una cosa palpable que se pueda tocar o ver bajo el microscopio. Al ser un estado de la energía, la vida no puede inducirse en un ser inerte. En la actualidad, no podemos transferir una configuración dada de la energía a ningún sistema.

Cuando nace un ser viviente, éste no adquiere vida, sino que hereda la habilidad para construir estructuras que ponen en movimiento ese estado de la energía. Podemos reconocer a las estructuras que sincronizan las configuraciones de la energía de las formas vivientes y podemos medir también el campo formado por el intercambio de partículas móviles cargadas eléctricamente entre el ambiente y los seres vivientes, pero no podemos detectar algo con aspecto físico llamado vida, sino solamente los efectos ejercidos por esa configuración de la energía sobre los biosistemas.

Sabemos hacia donde se mueve la energía, la densidad de esa energía y la clase del movimiento de esa energía, pero no podemos distinguir una estructura molecular o una clase de energía llamada vida. ¿Significa que la vida no existe? No, el único significado de las últimas afirmaciones es que la vida no es una cosa física, sino un grupo o serie de posiciones, densidades y movimientos de la energía.

La vida es un conjunto de microestados de la energía que se asocia con una demora en la dispersión espontánea de esa energía. La energía de los seres vivientes “salta” de un microestado a otro, siendo siempre controlada por ciertos operadores internos del mismo sistema termodinámico. Los Biólogos identificamos a tales operadores internos como enzimas. Esta es la razón por la cual consideramos que la transferencia de energía en los sistemas vivos es una coordinación no-espontánea de varios procesos espontáneos. Cualquier sistema en el Universo que sea capaz de coordinar los microestados de la energía en forma no-espontánea será una ser viviente.

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